Confusión
Eran las 8:am de la mañana de un día no común, un desayuno nos esperaba para ser devorado, en realidad para ser saboreado... en esos instantes donde haces de todo, te vistes, comes, te peinas, cepillas los dientes y quieres salir corriendo para empezar temprano las actividades del día.
Mal peinado, con hambre, con un aliento de aquellos, mal combinada la vestimenta un desastre disimulado el resultado de las 8:30 am.
Al menos ella había despertado una hora antes, lucia radiante, perfumada, con esos labios bonitos que la distinguen cuando hace pucheritos y a la vez la hacen sexy. Siempre vestida para la ocasión, con una muda acorde al día. Esa es ella.
8:40 am estábamos derivando los pensamiento, al comportamiento del día.
Un silencio enorme invadía ese día nuestra conversación, ambos sabíamos que aquel mal aliento y esa despreocupación tenía un nombre y ambos sabíamos que aquella belleza cuidada, tenía un nombre también.
El tiempo había llegado y el estrés con su maletas.
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